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La sombra de la sospecha

marzo 23, 2012

Como una puñalada a sus expectativas, un estacazo a sus sueños por coronar el teatro de los sueños en los Juegos Olímpicos de Londres. La noticia atravesó con una daga la carrera del, hasta entonces, tres veces ganador del Tour de Francia. El 6 de febrero de 2012 el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) dictaba sentencia: Alberto Contador sería suspendido durante los dos próximo años, tras ser acusado de dopaje por dar positivo con clembuterol. La sanción era la más dura posible y, además, le arrebataba el título cosechado en el Giro de Italia en 2011, así como el conseguido en el Tour en 2010.

Sólo un día después, en su ciudad natal (Pinto, Madrid), el ciclista madrileño debía comparecer ante los medios de comunicación para valorar la decisión del TAS. Precisamente, en aquel acto Javier Soriano de la agencia AFP capturó esta instantánea en la que Alberto Contador se dirige hacia el salón donde esperaba la prensa.

La imagen es capaz de captar a la perfección los sentimientos que el propio protagonista albergaba después de conocer la noticia y que el mismo Alberto Contador expresaría luego ante los micrófonos: “Decepción, desilusión, momento de ánimo complicado…”, algo que no esconde el gesto del protagonista de la imagen, quien avanza con mirada perdida.

Pero la fuerza de esta fotografía reside en la capacidad para transmitir otras sensaciones como sospecha, desconfianza o culpabilidad. Lo consigue mediante el juego de luces. La sombra permite crear dualidad. Emplea el recurso de la propia silueta del ciclista para acentuar la duda que acecha sobre la posible inocencia de Alberto Contador. Además, el negro de su americana incrementa el sentimiento de culpabilidad. Y es que, en realidad, el color natural de la chaqueta que lucía el corredor madrileño aquel día era gris. Pero con la luz y el contraste consigue dotarle del siempre áurea maligna que rodea a cualquier ‘caballero oscuro’.

Por si fuera poco, la composición dibuja una diagonal descendente entre la gran figura de la fotografía, la de Alberto Contador, y su sombra (tanto una como otra están ubicadas en los ‘puntos áureos‘).  Este efecto sugiere que el madrileño avanza hacia abajo, desciende en cada paso que da para acercase al ‘infierno’ de la condena impuesta por el TAS.

Finalmente, el plano contrapicado a la par que ayuda a engrandecer la figura del ciclista español, como personaje de relevancia pública y ganador de las grandes carreras por etapas del deporte de la bicicleta (Tour, Giro o Vuelta de España), aporta dramatismo a la imagen. Se amplía no solo la magnitud del personaje, sino el peso de su posible culpa, que en la pared le persigue como halo inevitable.

Por Javier Méndez

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